Editorial nº 639
Vista la rápida efectividad que tuvo la publicación en Escaparate del lamentable estado de la verja de la pista deportiva del parque Giravela, puesto que el Ayuntamiento de Ibi tardó menos de una semana en repararla, han sido varias las peticiones que este periódico ha recibido estos días para que alguien solucione algo (como diría el gran Gila) y animamos a nuestros lectores a que nos sigan enviando sus comentarios y denuncias.
Esta semana nos ha llamado la atención la queja de un grupo de jubilados acerca de las condiciones de la sala habilitada en la antigua fábrica Rico para las noches de baile que organiza el Ayuntamiento dos veces al mes. Según nos cuentan, en este recinto hay instalado un bar pero no hay extractores de humo, de modo que, a base de hacer tostadas y freír alguna que otra tapa, se va acumulando una nube que incluso impide respirar con normalidad a personas con alguna dolencia. Si no pueden respirar, ya de bailar ni hablamos.
Pero es que, además, la sala está en un segundo piso y sin salidas de emergencia. Vale que hay un ascensor y una escalera, pero ni una cosa ni la otra servirían para una urgente evacuación de personas de la tercera edad. Lo mejor de todo es que hace tiempo que esta situación se conoce en el Ayuntamiento y, a pesar de que la concejal de Servicios Sociales está buscando alternativas, mientras tanto todo sigue igual y los peligros siguen latentes.
Hagámosles las cosas un poco más fáciles y agradables a nuestros mayores, que bastante tienen con preocuparse por el sablazo que les va a pegar el Gobierno con el repago de las medicinas. Que, por cierto, en este asunto mucho nos tememos que nos va a costar la torta un pan. Adaptar las tarjetas sanitarias y los sistemas informáticos a la nueva situación va a suponer mucho más dinero que el que se quiere ahorrar.
Ya verán, ya...