Por Antonio Castelló Candela
Creo recordar el haberlo dicho —y escrito— en alguna que otra ocasión que, la primera vez que me desplacé a Ibi para ver sus fiestas de Moros y Cristianos fue allá por 1955. La Diana, por entonces, muy lejos de lo que ahora es, las Entradas Cristiana y Mora juntas en un solo acto por la tarde, bailes en el Casino y un cañón atronando a propios y extraños con sus salvas en la calle de Les Eres. ¡Qué jóvenes éramos! ¡Y qué bien lo pasamos! La hospitalidad ibense perfecta.
Hoy he vuelto a Ibi por enésima vez para ver El Passeig y apostillar de buena fe algunas de las impresiones que me sugirieron los desfiles llevando de la mano, eso sí, la pequeña e imprescindible guía del orden de las Entradas. Conté las Abanderadas y vi que faltaban tres. Me supo mal, pero sigamos.
El discurso de la Comparsa Maseros me pareció atinado y perfecto en su ambientación, en especial las partituras musicales con aires antiguos de nuestra tierra. La alfombra —más bien estora— desplegada ante la tribuna de los Capitanes, un acierto. Una vez más se demuestra que la imaginación bien empleada dignifica lo sencillo para convertirlo en obra de arte. El capitán Ricardo Guillem y su abanderada Marta Guillem impresionaron a los espectadores con sus trajes. Y en eso, desfiló la Comparsa de Contrabandistas. Arte y tronío en las escuadras femeninas y las navajas cortando el aire cada año con más garbo y salero. Las partituras de Ragón Falez—acróstico cariñoso de Rafaelita González— y Churumbelerías animaron el aire.
Por la tarde, ya se sabe, la Entrada Mora capitaneada por los Argelianos. Fluida. Quizá, tal como por la mañana al comienzo de la Entrada cristiana y pese a los aplausos, las batucadas disfrazadas de no sé qué, eran prescindibles. Las bandas de música cumplen más que bien su papel interpretando música festera. José Simón, capitán moro, lució y su Abanderada Amparo Azorín, también. Pero intentaba yo escribir, más que una pequeña crónica del discurrir de las Entradas, alguna reflexión sobre el conjunto de lo visto mañana y tarde y su referencia en la guía.
Una lectura detenida de cada uno de los componentes que conformaban el desfile particular de cada comparsa descrito en la mencionada guía nos da buena parte de la clave del éxito de las Entradas y del futuro de ellas.La “familia” y “los amigos” son el núcleo importante y principal de cargos, escuadras, boatos… En una época como la actual en que los valores que han perdurado a través de siglos quedan en entredicho por eso de la modernidad, me asombra felizmente que la fiesta ibense esté cuajada y bien cuajada de familiares y amigos en cada una de las comparsas.
Ítem más. Y por eso estoy aquí sentado escribiendo esta pequeña crónica o reflexión. En el año 2009 dedicaba yo en estas mismas páginas un artículo que decía en su frontis: a mi amiguita María Salvador, Chumbera, que a sus 12 años me dio, sin proponérselo, una lección de estoicismo. Y es que María Salvador había conseguido con su tesón portar ese año el estandarte de la comparsa y el gozo le reventaba por las cinchas del caballo —Cervantes dixit—. Pero su amor a la Fiesta ibense, más bien la pasión por la misma, la llevó a ser este año Abanderada de la comparsa Chumberos. El sueño de su vida se había cumplido. Y todos los miembros de su familia y todos sus amigos estaban con ella. Así se hace. Por cierto, espectacular su traje y su aplomo en lo alto de la carroza. Se le notaba el orgullo de representar a su comparsa. Eso es la Fiesta.
Sé de alguna que otra crisis a lo largo de la historia de la fiesta ibense, todas documentadas y, siempre, la fiesta renace con más fuerza, porque la Fiesta es tradición y porque al decir de Manual Alvar tradición es cultura colectiva, todo cuanto sigue siendo nuestro si olvidamos lo que individualmente hemos ido aprendiendo en las sendas del vivir y añade: La tradición es lo que hace que el hombre sea culto sin necesidad de libros, porque es la voz de una experiencia mil veces repetida y otras tantas confirmada. […].
Enhorabuena a Ibi y a su Fiesta. Su perennidad está asegurada.
Adenda: Vi las Entradas en compañía de Sariu y Vicenta que me contaron mil historias del Ibi de los años treinta del pasado siglo en el Ventorrillo. ¡Qué bien lo pasé!