Urbaniza, que algo queda
Por Vicente Sanjuán
Jesús Ferrara, alcalde de Tibi, le ha dado calabazas a un promotor inmobiliario de la talla hercúlea de Ortiz (el hombre que, junto a Dios, ha construído el Alicante que disfrutamos hoy en día).
Si Tibi tiene terreno que desarrollar urbanísticamente ése es el que tiene que desarrollar y no abrir otros frentes urbanísticos por mucho que el capitoste capitalino quiera hacer negocio en el pueblo. Ya hace años el ayuntamiento de Tibi, dirigido por Mira Bellido y su inefable secretario, tuvo graves problemas de liquidez con motivo de la urbanización Terol.
Se trata de urbanizar así como dar calidad de vida a los que ya viven allí no de generar negocio, captar capital de gente en busca de segunda vivienda en un entorno natural muy bien comunicado por carretera con la capital y luego; una vez captado, nada de lo prometido y que el ayuntamiento se busque la vida para dar servicio al habitante de la urbanización de marras. Jesús, con ánimo renovado te digo aquello de “a por ellos, oe; a por ellos, oe”. No lo digo por las connotaciones futbolísticas del señor Ortiz sino para animar al único edil socialista que tenemos en la Foia.
Y si Tibi y Castalla son los grandes espacios urbanizables que sobrevuelan los halcones (o buitres) urbanizadores, también le llegará a Ibi y a Onil la fiebre urbanizadora a pesar de su raquítico y accidentado (orográficamente hablando) término municipal. En Ibi la finca Barberá corre serio peligro de ser urbanizada debido a la negligencia colectiva (PSOE, PP, EU) de la corporación municipal que lo permitió en la última legislatura del mando socialista (aquella del albergue canino), de tal manera que el PP tiene la excusa de que fue el PSOE el que lo permitió y los demás tienen que callar porque la metida de pata fue tripartita. ¿Quien pierde? Los ibenses que van a soportar una urbanización insostenible que provocará un impacto visual insoportable a la par que irreversible.
Yo le diría, desde mi humilde entendimiento, a la señora e hiperactiva alcaldesa de Ibi que en Calpe, La Vila, Benasau y Altea han caído alcaldes peperos por culpa de la desaforada permisividad a la hora de autorizar Paus y Pgous a desaprensivos constructores.
Debería de consensuar con los demás partidos (mas allá de su legítima mayoría absoluta) y negociar un pacto con la empresa urbanizadora para que no construya en Barberá y si hay que pagar indemnización que se le diga al pueblo. Para eso les pagamos a nuestros políticos locales, no para que levanten la mano en un pleno de forma robótica.
PD. Yo creía que Polanco, al igual que Carrillo, no iba a morir nunca. A partir de ahora habrá que ir con más cuidado en el infierno.
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